Cuando hablamos de un refuerzo estructural podemos clasificarlos, por su modo de trabajo, en dos grandes grupos:
Refuerzo paralelo
El refuerzo paralelo es aquél que absorbe parcial o totalmente las cargas que recibía el elemento original. En este caso no es necesario que el refuerzo aportado y el elemento existente trabajen como un todo. Lo que se debe garantizar es la entrega correcta de las cargas entre los elementos. Para ello hay que eliminar las holguras mediante un retacado con morteros especiales sin retracción.
Cuando aplicamos este tipo de refuerzos estructurales podemos despreciar la contribución estructural del elemento original, ya que lo consideramos como un simple transmisor de la carga. Esto es válido cuando desconocemos o despreciamos la resistencia de la estructura existente.
El uso más habitual de este tipo de refuerzos es en los forjados con aluminosis o en los forjados de madera en mal estado, donde se desprecia a largo plazo la contribución de los mismos. También es indicada esta tipología cuando se prevén sobrecargas muy elevadas, considerando despreciable la capacidad portante del forjado.
Este tipo de refuerzos de estructura se resuelven comúnmente con estructuras metálicas o secciones mixtas a base de chapa de acero y morteros de alta resistencia. El problema principal que presenta esta tipología es que se requieren secciones importantes y por lo tanto el refuerzo va en detrimento de la altura libre.