Las exigencias por el aumento de las cargas de uso en las rehabilitaciones de las construcciones existentes, el cumplimiento de las normas de sismoresistencia, y la aparición de patologías graves en las estructuras, han incrementado la necesidad del refuerzo estructural en edificaciones, dado que esta alternativa es más económica que las demoliciones y reconstrucciones. Del mismo modo, en el caso de las estructuras de los edificios históricos protegidos la única alternativa es el refuerzo estructural.
Cuando hablamos de un refuerzo estructural podemos clasificarlos, por su modo de trabajo, en dos grandes grupos: Refuerzo paralelo y Refuerzo colaborante.
Refuerzo con estructuras metálicas en paralelo
El refuerzo paralelo es aquél que absorbe parcial o totalmente las cargas que recibía el elemento original. En este caso no es necesario que el refuerzo aportado y el elemento existente trabajen como un todo. Lo que se debe garantizar es la entrega correcta de las cargas entre los elementos. Para ello hay que eliminar las holguras mediante un retacado con morteros especiales sin retracción.